martes, 15 de marzo de 2016

POR LOS CERROS DE LA PENÍNSULA – 4 

Parque Natural de los Calares del Mundo y de la Sima. Albacete 


Ruta circular por el Calar de la Sima (5 de marzo de 2016) Arguellite (Yeste) – Encinas milenarias del Cortijo del Vallejo (1.120 m) – El Castillico (1.455 m) – Pico Verdinales (1.828 m) – Pico del Mentiras (1.897 m) – Torca Honda – Corral de Piedra de Peña Palomera (1.700 m) – Fuente de las Peñas (1.638 m) – Senda de Rincón Cabero – Majada de las Mozas – Cortijo de Rincón Cabero – Cortijo del Vallejo – Arguellite (± 930 m) Unos 15 kilómetros lineales, más de 20 topográficos (no pidáis exactitud numérica a un tío de letras).

Cuerda del Mentiras. Ladera Este. Foto de José Luis González

No es condición exclusiva de la alta montaña ofrecer alicientes deportivos a los montañeros. Los que frecuentamos las sierras de la Cordillera Prebética sabemos cuánto encanto natural atesoran y cuánta exigencia pueden entrañar si se quiere. Aunque, para muchos, la necesidad de saber interpretar un mapa y saber orientarse o la pericia con el GPS suponen un problema; para otros, eso incrementa el disfrute. Y la posibilidad de cubrir un desnivel de casi 1.000 metros en una jornada no está mal, ¿no?

La ruta de hoy comienza relativamente tarde, sobre las diez de la mañana. Hace fresco pero el aire está quieto en la aldea del Arguellite, situada en una solana arrinconada entre arroyos y puntales suaves. Por el arroyo del Vallejo nos aproximamos sin esfuerzo a las encinas milenarias, algunas de las cuales presentan hechuras de acebuche más bien. Nuestros fotógrafos se explayan unos minutos y reanudamos la marcha. El interés por la botánica queda atrás pronto. Hasta el Castillico y el Verdinales, afrontamos un desnivel de 800 metros en poco más de 3 kilómetros lineales. Qué os decía.

La nieve caída el fin de semana anterior se ha mantenido en las laderas de Tala Martínez, añadiendo su plus de interés a la cuesta. Una vez alcanzado el Pico Verdinales (Puntal de las Víboras), el viento del Norte obliga a ponerse los gorros y a protegerse la garganta. Pero la panorámica que se despliega, a pesar de la atmósfera nubosa, recompensa: al Sur divisamos La Sagra, el hito orográfico de la provincia de Granada, la Sierra de las Cabras (provincia de Albacete) y, más cerca, el valle del Segura y la Sierra de Góntar; al Norte y al Oeste, a nuestra espalda, blanquean el Calar del Mundo y la Sierra de Alcaraz. Abajo a nuestra izquierda, hacia el Este, asoman Plañel, Alcantarilla y Ladonar. Creo que no se puede pedir más.

En la cumbre, la vegetación y las rocas escarchadas muestran tal variedad de estampas que, ahora sí, aceptamos de buen grado la marcha remolona de los fotógrafos del grupo. Un buitre leonado solitario se ha acercado para hacernos un chequeo, a ojo. En el punto geodésico aún nos demoramos un poco más, saboreando el momento y saludando a otros amigos montañeros. Nos dicen que los pasos de los arroyos y regajos de la Peña Palomera están practicables; y, sin pensarlo mucho, abandonamos la opción de descender por la Sima. El descenso por las paredes Este no es excesivamente técnico, sólo encontramos un par de ventisqueros con nieve pisada blanda.

La ligera senda que conduce directamente al Cortijo del Rincón nos ha agradado mucho; siempre habíamos descendido por el Realenco hasta las Aceas. Pero a las tres y media de la tarde uno ya debe tener hecho todo el deporte del día y disponerse a comer. En el collado de la Majada de las Mozas, al abrigo del viento y bajo tres rayos de sol a la fuga, damos el capricho de almorzar a nuestro amigo Roberto. Los demás, de paso, hacemos lo propio. En lo que queda de camino, empezamos a entrar en calor y a felicitarnos cada vez que miramos atrás, hacia la Peña Palomera. Las nubes se han cerrado y empiezan a descolgarse hacia el valle.

Arroyo del Vallejo. Foto de José Luis González

Encina del Cortijo del Vallejo. Foto de Roberto Castillo

Olla del Imperio desde el Castillico. Foto de José Luis González

Puntal de las Víboras con la Molata del Imperio y, al fondo, el Calar del Mundo. Foto de José Luis González 

Puntal de las Víboras. Al fondo, el Puntal de Moropeche. Foto de José Luis González 

Cojines de monja (Erinacea anthyllis) de la cuerda del Mentiras. Foto de José Luis González

Sima, Calar del Mundo y Sierra de Alcaraz al fondo. Foto de José Luis González

Tratamiento preventivo de las ganas de almorzar. Robado de José Luis González

Cuerda y Pico del Mentiras. Foto de José Luis González

Cuerda del Mentiras y Torca Honda. Foto de José Luis González 

Arroyo del Corral de Piedra. Foto de José Luis González

Ventisquero. Arroyo de Peña Palomera. Foto de José Luis González 

Peña Palomera y Peña del Corral. Foto de Roberto Castillo

Punto geodésico del Mentiras. De izquierda a derecha:
Trini, Roberto, Isabel, Fernando, José Luis, Lola, Carlos, Jesús y David.
Foto de Roberto Castillo


Saludos, amigos de El Collao y de Sanferminators


lunes, 14 de marzo de 2016

POR LOS CERROS DE LA PENÍNSULA – 3 

Parque Natural de los Calares del Río Mundo y de la Sima. Albacete 


Cofre de sorprendentes tesoros naturales y, todavía, algunos antropológicos, el Parque Natural de los Calares del Mundo y de la Sima se abre entre las Sierras de Alcaraz y de Cazorla, Segura y Las Villas a modo de eslabón orográfico entre el Sureste de Castilla-La Mancha y el Noreste de Andalucía. Desde su declaración en 2005, el nombre del parque reconoce su origen geológico: un extenso karst, de cimas no muy elevadas pero de insondables simas, partido en dos mitades por el espectacular Hueco de Tús (término de Yeste), apenas reconocible como poljé en origen por su profundidad, y flanqueado por el río Segura al Sur y su afluente, el río Mundo, al Norte.

Los calares, desde antiguo conocidos en la zona como castillos o damas de agua, también encierran en su nombre una curiosa coincidencia consonántica entre los términos “alcázar” y “karst”. En cualquier caso, rezuman el cristalino elemento por infinidad de arroyos, dolinas, fuentes, grietas, nacimientos y pozos; el más espectacular de los cuales sea probablemente el Nacimiento del Mundo, en la Cueva de los Chorros (término de Riópar). Desde la boca de esta cueva con más de cincuenta kilómetros de galerías, se precipita el agua unos cien metros dando lugar, estacionalmente, a una densa cortina formada por varias colas de caballo. Hacia el final del invierno el “reventón” provocado por el deshielo, audible en kilómetros a la redonda, muestra la imagen más soberbia de Los Chorros inundando ese rincón del valle.

Tal conjunción de agua y karst ha propiciado la gran belleza y la diversidad botánica, faunística y paisajística de estos parajes, con eco en sugerentes topónimos como el Bosque de las Hadas (Arroyo de la Celada), el Pico Argel, la Torca de los Tejos, el Melojar de Cotillas (Cañada de los Mojones), el Puntal de la Escaleruela, el Arroyo de Marines, el Puntal del Diablo, el Arroyo de Pradomira, Los Voladores, la Cañada del Avellano, la Molata del Imperio, la Peña Palomera o el Cerro Mentiras.

Torca de los Tejos. Calar del Río Mundo (31 de octubre. 2015). Foto de Santiago Laserna

miércoles, 9 de marzo de 2016

Huérfanos de la Belleza (II) 


Decía hace poco que los sucesivos EREs de R.T.V.E. nos han dejado semi-huérfanos de varios excelentes programas de delicatessen musicales. Aunque, en honor a la verdad, debo matizar que la Radio Nacional de España continúa educando almas y oídos contra corriente. Entre los “nuevos”, aún podemos disfrutar de programas clásicos y excéntricos –centrífugos, incluso– como Discópolis, Cuando los elefantes sueñan con la música, Flor de pasión o Mundo Babel. No los señalaré más para no dar ideas a los directivos del ente público.

Hubo, no obstante, otro espacio glorioso de la programación que fue suprimido como consecuencia indirecta de la crisis; aunque su emcee sigue, como Ramón Trecet, en la brecha. Hablo de El Ambigú (1992-2010), de Radio 3, y de Diego A. Manrique, crítico musical, colaborador asiduo del diario El País y blogero. Ni el estar en la cima del éxito radiofónico ni el tener un Premio Ondas (2000) sirvieron para detener aquella defenestración camuflada como revisión de contrato. Cuánto se echa de menos la hora del pizzicato de Holiday for Strings, de David Rose, ¿verdad?

Hoy, Diego Manrique sigue hablándonos con voz queda desde Planeta Manrique. El blog se abrió en enero de 2012, reeditando el ideario de ofrecer pistas sonoras e iluminar los rincones de la música, el arte y el negocio, y sobre todo abriendo la ventana para compartir con el vecindario sonidos apabullantes, incitantes, selectos. Hoy me permito hacer dos sugerencias, entre tantísimas, con las que el señor Manrique me arrullaba desde su Ambigú en aquellas sobremesas letárgicas de juventud. Disfrutadlas.


The Dave Pike Set. Indian Vibes (1970)

The Juliet Letters (1993) - I Almost Had a Weakness