lunes, 27 de agosto de 2018


Senderos para viajar a otro tiempo: Taramundi.    

Por los cerros de la Península – 12. La Ruta del Agua (PR AS-17) y PR AS-102.1. Concejo de Taramundi. Comarca Oscos-Eo. Principado de Asturias.  


Taramundi. Monte Carranco, al fondo

Nos proponíamos descansar de una recién consumada travesía de siete días por el Parque Nacional de los Picos de Europa, abandonando toda la premura por alcanzar los refugios antes de que las nieblas se condensasen aún más o por eludir las tormentas vespertinas de la penúltima semana de julio. Con As Veigas de Taramundi la intuición se transformó en un acierto pleno.

No obstante el cuerpo nos pedía seguir haciendo kilómetros a pie, hasta para comprar el pan, la miel o el queso. Nos sentíamos más animosos que Caperucita recogiendo florecillas para la abuelita. En comparación, los 8 kilómetros de carretera entre As Veigas y Taramundi se figuran más largos que los poco menos de 6 kilómetros de sendero entre ambos núcleos; y, desde luego, que la Ruta del Agua (PR AS-17) pase por tu misma puerta incita también.

Cada paso por el bosque atlántico de los montes y ríos de este recodo occidental del Principado de Asturias agasaja al caminante con la frondosidad de su vegetación y las aldeas, diseminadas por el camino, ofrecen notables testimonios etnográficos de las actividades tradicionales, destacando los batanes, los lagares, los mazos o herrerías, los molinos, las queserías y los talleres de los cuchilleros.

Construcción de pizarra, camino de Os Teixois. Las Mestas

La Ruta del Agua (PR AS-17). Taramundi – Mazonovo (inicio) – Cascada del Arroyo de la Salgueira – Esquíos – As Veigas – Sela de Muller – Os Teixois – Puente de La Sacada (río Turía) – Esquíos – Mazonovo – Taramundi. ± 14 kilómetros.

Hoja 25-III - MTN 1:25.000 del IGN

Un placentero sendero, perfectamente conservado y señalizado, que permite disfrutar no solo de los puntos de interés etnográfico y fluvial sino también de los abedules, los avellanos, los brezos, los castaños, las hayas, los helechos, los prados, los robles carbayos, los tojos, etc. Iniciando la ruta desde Taramundi, el Mesón-Taberna de As Veigas es una parada estratégica muy recomendable. No se me ocurre casi nada mejor que su tortilla de cabrales –una jugosa tortilla de patatas con queso– y su excelente churrasco, con sidra, para reponer fuerzas a mitad del recorrido.

Llegada a As Veigas desde Esquíos (PR AS-17) 

Hórreo y Casa del cura (alojamiento rural), desde el mesón-sidrería de As Veigas

El PR AS-102.1. Santamariña – (Molín) – Teixo – (La Fonte) – Las Mestas – Os Teixois – (Monte de Santamariña) – Almallos – Santamariña. ± 12 kilómetros.

Hoja 25-III - MTN 1:25.000 del IGN

Bastante menos conocido y no tan bien conservado y señalizado en todos sus tramos. No basta con caminar pendientes de la señalización: hay que anticiparse en algunos desvíos y andar atentos cuando el bosque se cierra sobre la senda. En pocas palabras, conviene llevar mapa y saber a dónde se quiere ir. El tramo de Santamariña a Teixo, por los arroyos de Las Mestas, es de pista forestal. El empinado tramo de zigzag de Sela de Muller (ver mapa: puntal Noroeste del Monte de Santamariña) está cubierto por la fronda, por lo que la mejor alternativa –a pie– entre Os Teixois y Almallos es una senda ancha que lleva a la pista de Formigueira y, de ahí, a la cuerda de Almallos.

Mención aparte merece el Restaurante Los Arándanos, en Almallos. Sirvió de pretexto para hacer la ruta que acabo de comentar, un pretexto perfecto. Dudo que alguien haya cubierto el PR AS-102.1 antes de regalarse una comida allí porque, verdaderamente, no es necesario. Los Arándonos es un objetivo en sí y se puede llegar por carretera desde Santamariña. Este acogedor restaurante con vistas al valle del Turía y a los collados limítrofes con Galicia centra su cocina en los guisos tradicionales y en las carnes autóctonas pero también sorprende por la creatividad de su carta, en la que los frutos rojos, que ellos mismos cultivan, son omnipresentes. El trato es excepcional.


Restaurante Los Arándanos. Almallos

As Veigas, desde la Casa del Cura. Valle del río Turía


Saludos a Rosa y Alfredo,
nuestros serviciales anfitriones del Centro de Turismo Rural de As Veigas.



martes, 26 de junio de 2018

Ruta senderista de iniciación para escolares. 

Por los cerros de la Península – 11: ruta senderista en Riópar. Sierra de Alcaraz, Albacete.  


Zona del Campamento San Juan.

Trazado de la ruta.


Características.

Día 22 de junio, 2.018. Ruta circular de 8,9 kilómetros desde el Campamento San Juan (Riópar): Campamento San Juan – Arroyo de Casa Rosa – Collado del Jaral – Haza del Molino – El Carrizal – Riópar Viejo (El Borrucal) – Casa de las Tablas – Cortijo de Santos Peña – El Lagunazo – Campamento San Juan. Hoja 866-I, Villaverde de Guadalimar, y Hoja 841-III, Riópar – MTN 1:25.000 del Instituto Geográfico Nacional.


Campamento Juvenil San Juan. Riópar.

En la vida hay que hacer de todo, según dicen, y repetir cuando se tercia. Quizás por eso he vuelto a irme de campamento y he vuelto a pasármelo como un jovenzuelo, rodeado de jovencísimos alumnos de ESO y de monitores que podrían ser hijos míos, por la edad.


Por lo que parece, todavía debo de estar a la altura de tanta juventud, incluso en ciertos episodios de insomnio extremo que serían dignos de atención del programa de televisión Cuarto Milenio, “la nave del misterio”. Pero no todo iba a ser benevolencia y complicidad.


Hacia el final del campamento, preparamos una prueba de orientación deportiva que traspasaba los límites de la zona de confort del Campamento San Juan, una agradable pradera ubicada entre las frondosas vaguadas Noreste del Cerro Padroncillo y Riópar.


Tras esa iniciación en los principios básicos de la orientación, con mapa y brújula, y a la vista del buen rendimiento de los escolares; resolví que estábamos preparados para embarcarnos en la aventurilla que había planeado para la última jornada a modo de despedida.


La ruta, de dificultad baja, no estaba exenta de retos para nuestros escolares primerizos: las sendas que se pierden en el bosque por la falta de uso y por el crecimiento del monte bajo, las zarzas de los arroyos, los continuos ascensos y descensos, y el calor de finales de junio.


Pues bien, complementando la premisa del primer párrafo, todo el mundo tiene derecho a que le den una oportunidad en cualquier actividad, ocupación, etc. Y estos pre-adolescentes de 1º y 2º de ESO del IES Al-basit la aprovecharon muy satisfactoriamente a base de arañazos, sudor y sonrisas.


La recompensa fue inmediata: el frescor de los arroyos, todavía cuajados de verdes helechos; las vistas del Cordel de las Almenaras desde La Dehesa, el descubrimiento del recoleto Cerro de El Borrucal –Riópar Viejo– con su enigmática belleza y el escenario circundante; el rico refrigerio en La Tasca de Pedro; la superación de los últimos repechos; el reconocimiento de tramos de camino explorados anteriormente; el chapuzón en la piscina y la satisfacción personal posterior al esfuerzo.


Enhorabuena, amiguetes: Álvaro, Azul, Valentino, Marina, Judith, Simón, Francisco, Antonio, Alberto, José Vicente, Alejandro, Ana, Miguel, Rodelin, Irene, Carla (gracias por el secador), Iván, Jameela, Mar, Laura, Pablo, Gloria y Ángel.


Vista del Calar del Mundo, el Cerro Padroncillo y La Dehesa desde el Cerro de El Borrucal (Riópar Viejo).
El grupo en el Haza del Molino. Detrás, Riópar Viejo; al fondo el Cordel de las Almenaras.
 
Saludos cariñosos para nuestro amigo y socorrista del campamento, Fernando.
Sin él, no me habría aventurado en el monte solo con los veintitrés.
  

sábado, 19 de mayo de 2018


Ruta circular del Río Tús  
Por los cerros de la Península – 10: Parque Natural de los Calares del Mundo y de la Sima (Albacete y Jaén). ¿Cómo transitar por ambos en una jornada y consumar placenteramente la caminata? 

Enlace con Wikiloc

Día 12 de mayo, 2.018. Ruta circular de 17,5 kilómetros desde Collado Tornero (Yeste): Puente de Collado Tornero (790 m) – sendero del Arroyo de las Marinas – Torcas del Camino – Puntal de la Escaleruela (1.339 m) – Vereda de Siles – Pozo Romero – Base de la Peña Marranera (1.460 m) – Puntal y Cuesta del Caballo – Aserradero del Río Tús (Siles, Jaén) – Vado del Aserradero (954 m) – Umbría del Cuquillo – Collado del Cortijo de la Cañada del Avellano (1.304 m) – Senda de los Voladores – Vaguada de Pradomira – Tinada de Eulogio – Collado Tornero. Hoja 866-III, Tús – MTN 1:25.000 del Instituto Geográfico Nacional.

He vivido la mitad exacta de la vida en Albacete, una provincia más conocida por sus llanos pre-manchegos –y por las Llanos– que por sus sierras pre-béticas. Pero, haciéndole justicia, la riqueza paisajística de esta tierra es muy poco común. Los camaradas caminantes sabéis cómo me emociona recorrer esos rincones anacrónicos escondidos en nuestras sierras; y sabéis que la emoción se reduplica cada vez que traspasamos los límites de la provincia y entramos en el Sur. En el Parque Natural de los Calares ambas cosas suelen coincidir en el día. Entonces, perdonadme la sensiblería, los aires castellano-manchegos se me encuentran con las esencias andaluzas.

A petición de mi amigo Manuel, reeditamos una ruta que hemos hecho varias veces hacia el final de la temporada estival por necesidad ya que, habitualmente, regresamos desde el punto más distante caminando por el curso del Tús con poco caudal, zambulléndonos en las pozas y los remansos para rebajar el acaloramiento, hasta la aldea de Collado Tornero. Esta versión es mucho menos acuática pero es bastante más variada o “dramatic”, se diría en inglés, puesto que progresa por arroyos, una vía pecuaria muy aérea con buitreras y canchales, collados, cuestas y puntales pedregosos, torcas, torrentes, umbría boscosa, vados y vadillos, verdes vallejos y el Río Tús.

En la entrada de hoy no voy a hacer una descripción de la ruta, pero sí apuntaré algunas impresiones y una leve frustración.

La primera impresión, la llegada al alto del Puntal de la Escaleruela y el arranque de la Vereda de Siles, desde donde se deja atrás el Hueco de Tús y se divisa el apabullante barranco del río, con el Estrecho del Diablo a nuestros pies; mientras, frente a nosotros, los buitres leonados describen sus espirales ascendentes de reconocimiento.

Luego, los tramos de vereda de Pozo Romero, ya en el término de Siles, y los muros del cortijo abandonado donde almorzamos –aunque podríamos habernos acercado a la plaza de toros– nos reservan unos instantes de sosiego antes de acometer el descenso de la Cuesta del Caballo hasta la apacible pradera del Aserradero.

El enlace del camino del aserradero, por el vado, con la trocha de la cuesta de la Umbría del Cuquillo resulta más sencillo de lo previsto. Lo menciono porque hay que conocer o intuir la trocha; no la busquéis en los mapas topográficos, no aparece. La empinada rampa hasta el alto del puntal Norte de la Sierra del Cuquillo nos saca rápido del barranco del Tús.

A pocas decenas de metros de canchal, bajo el alto, queda el cortijo de la Cañada del Avellano. El bucólico paraje, ya abandonado por el hombre, da cobijo a mamíferos grandes como la cabra montesa, el ciervo y el jabalí. Cañada adentro, abunda la encina y la jara. Al fondo, se alzan la formidable sima del Calar de la Sima y el Cerro del Mentiras.

En ese adornado y tranquilo anfiteatro sorprendemos a una piara de jabalíes, que se repliega en cuanto oye el primer chasquido de una rama. Pese a tener el viento de cara, José Luis pierde una ocasión fotográfica excelente. Por los menos, con las caballerías del Aserradero y con las cabras montesas ha habido mejor suerte.

Retrato en el Aserradero de Tús.
Foto de Felipe Salas

El paso por el Arroyo de Pradomira, siempre es refrescante aunque no entremos a buscar el manantial. Entre Fernando y yo, una sonrisa basta para recordar a Francisco el pastor del Pradomira y sus historias, tan cuerdistas y florezinas como las de los propios José Luis Cuerda y Wenceslao Fernández Florez.

La frustración, al final, nada tiene que ver con los soberbios barrancos y cerros de los que volvemos sino con un antojo gastronómico. Acabando la marcha se nos viene a la mente el potaje tobiqueño –de La Tobica– y no podemos darnos el capricho porque el bar no está abierto hoy. Otro día volveremos a buscar esa variante del potaje bochero.

Vista de Collado Tornero, Palancares y la Molata del Imperio desde el Arroyo de las Marinas.
Foto de Manuel Rodríguez Avendaño

Cuesta del Caballo, hacia el Aserradero.
Foto de Manuel Rodríguez Avendaño

El Aserradero de Tús.
Foto de Manuel Rodríguez Avendaño

Sierra del Cuquillo, descenso a la Cañada del Avellano.
Foto de Manuel Rodríguez Avendaño

El Hueco de Tús, desde el Puntal de Collado Tornero.
Foto de José Luis González

  
Saludos, camaradas:
Ceci, Felipe, José Antonio, Fernando, Manuel y José Luis.


viernes, 16 de marzo de 2018

Un país enfermo 

A propósito de Utilizar a las víctimas, el lamentable artículo de opinión de El País de hoy, día 16 de marzo de 2.018, acaso la respuesta que podría estar más a la altura sea… ¡Un poquito de por favor! (*) 


Pleno del Congreso de los Diputados. Juan Carlos Hidalgo (EFE)

El autor, que comenta el pleno del Congreso de los Diputados del día 15 de marzo sobre el endurecimiento de la prisión permanente revisable, habla de “utilizar a las víctimas”, de “sed de venganza”… ¡Por favor, insisto! Este país está enfermo: el extremismo político-periodístico se ha cronificado y la nación entera zozobra, sin rumbo ni cartas ni instrumentos de navegación ni patrón que valga.

¿Por qué la “nueva” izquierda antepone la rehabilitación del criminal a la ejemplaridad de las penas y a la seguridad de la sociedad? ¿Por qué se cree en el deber de amparar a los peores individuos? La gente de bien de cualquier ideología está hastiada de tantas garantías para los condenados –asesinos, delincuentes, maltratadores, terroristas, traficantes, violadores, etc.– y tan poca protección no sólo para las víctimas y las víctimas potenciales, que somos tod@s, sino también para los cuerpos de policía.

España no puede seguir siendo el paraíso de criminales como el Chicle, del que hace pocos días trascendió su convencimiento de que en siete años estaría fuera de la cárcel así como el afán de hacer fortuna con su historia. Jamás entenderé por qué un recluso ha de obtener ningún tipo de beneficio antes de cumplir la condena, sin el arrepentimiento ni la expiación completa. Sabemos que no pocos criminales reinciden en los días de permiso.

Los expertos de despacho pueden decir misa si quieren, pero es la gente la que muere asesinada por sujetos con múltiples antecedentes penales; son las mujeres las que vuelven a ser maltratadas y violadas, con previo aviso muchas veces; somos el 80% de los ciudadanos los que demandamos más contundencia con el narcotráfico, el terrorismo, la trata de personas, etc.; y, por supuesto, somos la gente honrada la que pedimos más dignidad y más respaldo para las fuerzas de seguridad del Estado.

Lamentándolo solo hasta cierto punto, tengo que decir que no puedo reconocerme en esa izquierda tan confundida, oportunista –no sé de qué ni para qué– y populista, por parte de Podemos, y ahora también pro-populista, por parte del PSOE del señor Sánchez. ¿Qué derechos y a qué sectores de la sociedad pretenden defender exactamente? Espero la respuesta, aunque sé bien que no me satisfará.


(*) Salida notoria y recurrente de uno de los personajes de la serie de televisión Aquí no hay quien viva (2003-2006) de Antena 3, que recreó satíricamente la decreciente frescura intelectual del país a través de los avatares de una comunidad de vecinos madrileña.


lunes, 5 de febrero de 2018


Ayna: por los cañones y los cerros del Mundo  

Por los cerros de la Península – 9: ruta iniciática (¡no de iniciación!) por los recónditos cañones, cornisas, cortijos y terrazas del río Mundo. Ayna, Albacete 


Mapa de la zona del I.G.N. (Iberpix 4). Enlaza con Wikiloc

Día 3 de febrero, 2.018. Ruta circular de algo menos de 14 kilómetros en Royo Odrea: Los Cárcabos (663 m) – Barranco de Los Ortegas – Peña de La Albarda (1.254 m) – cornisas de la Peña del Caballo – bancales abandonados de La Tejera – Cueva del Niño (Barranco de El Infierno) – vado del río Mundo en la vega del Avellano (690 m) – Cortijo del Avellano – Cortijo de los Luisos – Los Cárcabos. Hoja 842-III, Ayna – MTN 1:25.000 del Instituto Geográfico Nacional.

El temporal de frío y nieve avanza desde el Norte de la Península y… ¿Vamos a quedarnos en casa esperándolo? Claro que no, hasta el día siguiente no se prevén nuevas nevadas. Iniciamos la marcha a las 09:30 con un grado bajo cero de temperatura, aunque la sensación térmica es de seis bajo cero. Los primeros repechos de la senda que parte del barrio de Los Ortegas nos calientan pero, al asomar a los collados y en la umbría de La Albarda y de las cornisas por donde progresa la ruta, el aire de febrero trae el helor de todas las cimas de la sierra, que han amanecido nevadas.

La cima de La Albarda, con poca nieve, y su soleada ladera Sur vuelven a hacernos entrar en calor. Desde aquí, nos adentramos en las umbrosas cornisas superiores de la margen derecha del Mundo. No llegan a ser cintos, o fajas, por su continua pendiente y tenemos que hacer algún destrepe antes de enlazar con la vieja pista que baja de las Casas del Pozuelo a las terrazas de La Tejera y El Infierno. Tanto los bancales como la pista y los tramos de senda fueron abandonados hace mucho, por lo que es fácil perder el camino. Conviene saber muy bien a dónde se va.

Desde que cesaron las labores agrícolas y silvícolas entre los años cincuenta y setenta del siglo XX, la vegetación y los zarzales en las riberas de los arroyos y del propio río han ocupado el monte cerrando y ocultando pasos y tramos de camino. Las grandes rocas musgosas de los desprendimientos se diseminan por el bosque, poco antes de alcanzar las terrazas de labor incultas ya. Los robustos canteros de los bancales y de los senderos que comunicaban estos cortijos entre sí y con el exterior de las hoces testimonian el arduo esfuerzo por sustentarse en semejante medio.

Desde tiempo inmemorial, el ser humano fue ganándole terreno al monte palmo a palmo, precariamente. Pero esos muros de piedra que aún resisten, decenios después de su abandono, y las ruinas de los cortijos por donde hemos de pasar indican prosperidad y hasta cierto bienestar, teniendo en cuenta el aislamiento de estas hoces cuya principal virtud es la abundancia de agua y de fauna cinegética. José Luis me dice, por ejemplo, que en El Infierno se han encontrado indicios milenarios que sugieren que se acorralaba a la caza en los riscos del barranco.

La Cueva del Niño ofrece asimismo sus testimonios prehistóricos de la presencia humana, incluyendo pinturas rupestres que representan cabras, ciervos y serpientes. También pueden verse otros testimonios vergonzosos de visitas humanas mucho más recientes. La cueva tiene una antesala orientada al Sureste y una sala abovedada espaciosa en la que los humanos modernos se han dedicado a desmochar las estalagtitas y las estalagmitas. En la actualidad está cerrada con una doble verja y hay que pedir cita para visitarla.

Comemos en la entrada de la cueva, bajo un último rayo de sol directo. Mientras, contemplamos la escalinata del Cortijo del Avellano, a unos cuatrocientos metros al Noreste y unos cien metros más abajo. La ladera, impracticable en apariencia, será nuestra salida de la hoz del Avellano, cuando hayamos vadeado el Mundo como Dios nos dé a entender. Previendo que no hay puente, los cinco llevamos bañadores o ropa interior presentable. También traemos los bastones para abrirnos paso entre los juncos y los zarzales de ambas márgenes del río Mundo.

La senda que desciende a la chopera del Avellano sale de la que se dirige a la Fuente del Halcón, fuera del cañón. Una vez en la vega, pronto encontramos un buen vado, con poca maleza a ambos lados, aguas someras y fácil entrada y salida del cauce. Afortunadamente, en quince minutos resolvemos la peripecia que temíamos que pudiera habernos llevado tres cuartos de hora. El remojón, hasta las rodillas, reactiva nuestra circulación sanguínea y nos corta la respiración momentáneamente. Uno de mis amigos se infunde coraje berreando aunque no es tiempo.

Son las 16:30 y solo nos queda ascender por el puntal del Avellano hasta el collado por el que volveremos a descender al río para atravesar el Cortijo de los Luisos y tomar la senda que, haciendo zigzag, vuelve a sacarnos de la ribera del río y que nos llevará hasta Los Cárcabos. El rompepiernas de esta segunda parte de la ruta incomoda a los menos acostumbrados a transitar por el monte. Sin embargo, merece mucho la pena no sólo por los sobrecogedores cañones que nos rodean sino por los vestigios antropológicos de un modo de vida que, no hace tanto, se extinguió para siempre.

En los Cárcabos, montamos en el coche para ir a Kamaría, el hogar del pensionista del barrio de Las Hoyas. En este recogido bar, beatlemaníaco y un tanto hippy, nos unimos a la parroquia habitual para refrescarnos con las cervezas más frías que hemos tomado en nuestra vida y calentarnos al lado de la estufa. Por fin logramos los dos objetivos que, por momentos, resultan incompatibles. El punto y final perfecto para una ruta deliciosa y un tanto exigente. La dificultad técnica es moderada pero requiere buen ánimo, buena orientación y experiencia.

Royo Odrea (Ayna) desde La Albarda. Foto de José Luis González

Punto geodésico de La Albarda y cimas nevadas de la Sierra de Alcaraz al fondo.
Foto de José Luis González 

Cornisas de la Peña del Caballo. Foto de José Luis González

Boca de la Cueva del Niño. Foto de José Luis González

Río Mundo. Vado del Avellano. Foto de José Luis González

Cortijo del Avellano. Foto de José Luis González

Senda de salida del Cortijo de los Luisos hacia Los Cárcabos. Foto de José Luis González


Saludos, camaradas:
María José, José Antonio, José Luis y Fernando.