POR LAS CHARCAS DE ALBACETE – 0
Calar del Mundo: Cotillas (Albacete) – Dehesa de Angulo – Laguna de Siles – Vallejo de los Arenales – Melojar de Cotillas – Poyo del Espliegar – Cotillas
Tras la abrumadora pluviosidad de los últimos meses, la naturaleza convida a gozar no sólo de las reverdecidas cumbres sino también de las charcas, los humedales, las lagunas y hasta de los canales y los regatos, transformados transitoriamente en ríos de bravo caudal. No obstante, inicio esta serie de entradas con el número cero porque no quiero empezar a ser un embustero a estas alturas. El primer paraje encharcado de la serie no se encuentra en la provincia de Albacete, sin embargo sí está más cerca de Cotillas que de Siles, el pueblo de Jaén en cuyo término municipal se halla. Como veis, más temprano que tarde, voy a cumplir la amenaza de salir por los cerros de Úbeda o un poco más acá.
Laguna de Siles (hacia el NE) |
Sábado, día 16 de abril de 2013: por
primera vez en todo lo que va de año, el pronóstico meteorológico es favorable
para la marcha prevista de acuerdo con nuestro programa. Al levantarse las
nieblas, el Calar del Mundo se muestra incitante. Pero hemos venido a bautizar
a una nueva montañera y tenemos planeada una benigna ruta de alrededor de 14
kilómetros bastante “llanos”. Los regalos de iniciación son dos de los lugares singulares
más sorprendentes del Parque Natural de los Calares del Mundo y de la Sima: La Laguna de Siles –o de Bonache según la cartografía del I.G.N.– y el Melojar de Cotillas.
Laguna de Siles (hacia el SO) |
Si no se tratase de una iniciación,
como he explicado, comenzaríamos la marcha a pie desde el Señorío Godo –si me permitís que funda libremente las dos posibles
fuentes etimológicas de la palabra “Cotillas”–
por la pista forestal que va a Arroyofrío bordeando las laderas Suroeste del
calar. El hecho es que nos trasladamos en coche hasta la cantera del Collado de
la Eras de la Navilla. A partir de ahí hacemos el pre-calentamiento encarando
la ascensión más desnivelada del día, unos 260 metros en poco más de mil
quinientos metros lineales a través de la Dehesa de Angulo. Nuestra nueva
compañera estaba advertida del abrupto arranque aunque recela de nuestra
aptitud como guías hasta comprobar que, verdaderamente, en 45 minutos hemos
alcanzado el poljé de la laguna.
Laguna de Siles (hacia el SE) |
Laguna de Siles. Foto de Fernando Huguet |
La transición del pinar de la ladera
a la vegetación mediterránea y a la raña de la gran dolina siempre alegra la
vista y ayuda a enjugar los sudores. Caminamos como paseantes parlanchines el
kilómetro de senda que conduce a la geminada laguna y todavía llegamos antes de
que nos hagan la habitual y levantisca pregunta de “¿Cuándo se almuerza aquí?”. He de admitir que esperaba más
abundancia de agua; en mayo del año pasado el nivel estaba más alto. Los
sumideros del karst permiten a la arcilla
retener un volumen limitado de agua, suficiente –a la fuerza– para las ranas,
que siguen croando hasta que nos ven y se zambullen ruidosamente, y para el
resto de la fauna del lugar, entre la que hoy nos incluimos.
Vistas de Cotillas y de la Loma del Águila. Foto de Fernando |
Ya
que hay que hacerlo, almorzamos junto al poste del ramal del PR–A 78 (de Siles
al Puntal de la Ajedrea), a un par de kilómetros al Suroeste de aquí. Son las 12:00
horas y querríamos llegar al Melojar antes de que alguien se acuerde de la
siguiente cuestión de intendencia: “¿Dónde
vamos a comer?”. Desandamos el kilómetro anterior pero, en vez de mantener
la dirección hacia el barranco de Las Covatillas y remontar a las cotas más
altas del calar, nos dirigimos al Vallejo de los Arenales por la agradable
senda que deja a la izquierda los Peñones del Roblellano y las vistas de
Cotillas y de la Loma del Águila.
El Melojar sin hojas - I. Foto de Fernando Huguet |
En el Vallejo de los Arenales, nos
abrimos paso entre un rebaño ovino hasta la fuente. Desde ahí ascendemos al
bosque de robles melojos del término de Cotillas, que ha empezado a mostrarse
en lo alto de las laderas de enfrente. Sabíamos que era pronto aún para
disfrutar plenamente del bosque caducifolio, pero la luz de esta hora acentúa
la desazón de ver los robles desnudos. Llegando a la Dehesa de la Cañada de los
Mojones… “¿Dónde vamos a…?”. Aquí. Son
las 14:45 horas e iba a decir que en la dehesa hacemos la parada
correspondiente para, luego, bajar a la otra gran dolina de la ruta. Este hueco
abrigado del Melojar, con zonas de umbría y con una amplia solana central, ha
conservado un bosque inesperado en esta latitud. Si no, que le pregunten a mi
camarada navarro, Fernando Huguet. El rastro dejado por al agua en los limos
secos y polvorientos del barranco por el que hemos descendido y en la base de
la dolina es patente, sin embargo nunca hemos encontrado siquiera una charca.
El Melojar sin hojas - II. Foto de Roberto |
16:30 horas. Para que la merienda no
nos sorprenda aquí arriba, salimos del Melojar dejando a la izquierda la Peña
de la Lastra y buscamos la senda que salva las paredes del Poyo del Espliegar
sin dificultades. Nos encaminamos al Rincón del Judío, nos detenemos a
refrescarnos y a bromear unos minutos en la Fuente de las Canalejas. Al llegar
a la zona de El Pontón, tomamos la senda que recorre los bancales a unos
treinta metros por debajo de la pista y, por primera vez, reparamos en el
singular “pino de las cuatro patas”. En poco más de una hora, concluimos esta
especie de crono-ruta en el bar de Cotillas. Hecho el bautizo, toca hacer el banquete.
Y lo prometo, no volveré a mirar el reloj tantas veces.
El Melojar de Cotillas (Albacete) en diciembre de 2012 |
Saludo cariñosamente a:
Manoli, la bautizada, Javi, Inma, José Luis, Belén,
Manuel, Roberto y Fernando.
El vallejo de los arenales es un punto singular de extraordinario interés geobotánico: la sorprendente presencia de un bosque de melojos (Quercus pyrenaica), especie de apetencias calcífugas, en el marco calcáreo del Calar del Mundo. ¡Una auténtica maravilla!
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