De la amistad y el desamor
Nadie vive en Pradomira
Colaboración para la revista Zambra Digital - I.E.S. Justo Millán. Hellín
Ahora
que se encuentra de vacaciones permanentes y que sale a la montaña más que yo
en los últimos meses por lo menos, puede que haya llegado la hora de
reconocerle a mi compañero Fernando Huguet Munárriz el ánimo incondicional, su
camaradería y buen temple, el café caliente y el chocolate puro, todas esas
anécdotas que hemos ido guardando en los pliegues de honor de la memoria… Y la
amistad, el auténtico regalo viniendo de una persona como él.
De
cuando comenzábamos a explorar las sierras del sur de la provincia de Albacete
hay anécdotas verdaderamente iniciáticas y memorables. Algunas se nutrieron de
cierto plus taurino y, por el origen navarro de Fernando, dieron lugar a que
empezásemos a llamarnos –no demasiado en serio– sanferminators. Habiendo salido tan bien parados de aquellos
episodios, la costumbre y la experiencia aún habían de traernos muchas decenas
de rutas irrepetibles.
El
relato de la excursión escolar que presento hoy, verídico al 99,9%, tenía que
ser escrito antes que contado. A los dos días, desde el regreso a la ciudad,
cada detalle había sido anotado. A las dos semanas, el cuento Nadievive en Pradomira (11–26 julio de 2002) había quedado escrito como podéis
leerlo aquí y me dio la pauta para la colección La teoría del polvo, inédita
aún.
Espero
que os agrade esta historia en la que todo parecido con la realidad está bien
fundado. Solo la transmutación de nombres protege la identidad de ciertos
personajes, que pueden considerarse totalmente rostandianos por su conexión con el desamor y la trama epistolar en
el Cyrano
de Bergerac de Edmond Rostand.
Cuerda Larga. Paterna del Madera. Sierra de Alcaraz. Foto de Antonio Puertas. |
Entrada y relato (en las entradas sucesivas) dedicados
a Fernando Huguet Munárriz, con todo mi afecto y gratitud.
Me encanta leer tus relatos, no siempre tengo el tiempo necesario para "saborearlos".
ResponderEliminarMuchas gracias, queridísima María Josė. Espero que en estas vacaciones encuentres cuatro ratos para saborear este. Sé que es largo. En parte por eso nunca os habíamos contado esta anécdota inverosímilmente verídica.
ResponderEliminarUn beso fortísimo.