jueves, 4 de julio de 2013

HIPPIES, POLVO & FRANK ZAPPA


Hoy me ha dado por desempolvar otra de esas epifanías, unas verídicas y otras recreadas, de mi colección La teoría del polvo. Cuentos de las Sierras de Alcaraz y del Segura. Una lectura rápida y ligera –o no tanto– sobre otro encuentro fugaz, a principios de un verano cualquiera. Un breve diálogo, originalmente, en el que las intervenciones del caminante sólo trabarían el desarrollo de la teoría vital abreviada de la “antigua” compañera de facultad; de ahí el monólogo. Y como contrapunto sonoro, por alusiones, una dosis del rock-fusión más gamberro que ha existido jamás.


TEORÍA ABREVIADA DEL POLVO



A nosotros lo que no nos va, para nada, es el rollo budista. Por eso nos vinimos de La Alpujarra dejando allí a los otros colegas. Para estar vivos hay que moverse, tú lo sabes.

Nos queda mucho para ser una comuna de verdad aunque en eso estamos. De momento vamos resolviendo el autoabastecimiento. Tenemos habas, papas, tomates, cebollas, lechugas, calabazas y pepinos, un granado, un caqui, varias higueras, almendros, nogales, cerezos, un poco de maíz, algunas cabras, un par de cerdos y gallinas. También tenemos panales. Y adivina...

La planta de la energía cinética.

No vayas a contar dónde estamos. A dos de mis compañeros ya los dejaron en paz después de la historia de la insumisión pero lo de la insumisión fiscal es más chungo. No te creas que nos preocupa la Guardia Civil. Si encuentran la maría, te la arrancan y se acabó. Como no vendemos... A decir verdad, nos llevamos bien con ellos. Hay una pareja que pasa por aquí de vez en cuando. Pasan sin bajar del todo-terreno, saludan sonriendo y siguen.

Mira, ya hemos llegado. La cultivamos en invernadero. No te escandalizas, ¿verdad? Te voy a decir una cosa. Yo antes no lo tenía tan claro, hasta que lo vi cuando estuve en California. ¿A que no sabías que pasé tres años en un sitio llamado Walden Six?  Pues sí. Al acabar la carrera me fui a ese sitio perdido en las Montañas Rocosas con aquel novio que tenía. ¿Te acuerdas? El del pelo largo y rizado, con perilla y gafas a lo John Lennon. Qué gracia: perdía el culo con Frank Zappa.

Ese.

A lo que iba. El país es un monstruo devorador de hombres y mujeres. Los engulle y los defeca, como a los frailecillos de Pasolini, convertidos en piezas de usar y tirar. Después de ver lo que he visto, tengo que ponerme de parte de las guerrillas y de los plantadores de coca latinoamericanos. La coca no es buena, no. Pero es el único arma que tienen frente al monstruo, que es el mismo que la demanda y ordena la producción y la distribución y que cada vez tiene más control en todos los rincones del continente. Como dijo una vez el comandante no-sé-qué, no me acuerdo ahora, la coca es la bomba atómica de Latinoamérica. Menos mal que aquí no me oyen mis colegas. Reconozco que por ahí me hace aguas el pacifismo.

Esta energía cinética nuestra no es dañina. ¿La has probado? Te mueve a la risa, al amor, a la paz. Te mueve, te exhuma los sentimientos, por muy hondo que te los haya sepultado el sistema. La sedimentación del polvo, la petrificación no es razonable nada más que para los muertos. ¿No crees?

Fíjate en este fósil de amonites. Lo encontré un día arando. Lo llevo al cuello, primero porque es pequeñito, no te creas que no me mueve la estética también. Pero lo llevo para que me recuerde que estoy viva y que tengo que hacer tantas cosas antes de que alguien o algo de otra era me encuentre así, encogida, petrificada. Otras veces me coloco mogollón, con un poco de maría, enfocando y desenfocando la vista por la espiral. Mola si lo dejas a tiempo. Si no, te entra un mal rollo...

Los seres vivos tenemos que manifestarnos transitando, levantando el polvo, intercambiándolo.

No te rías, hablo en serio. Igual que los torrentes abren cursos y dejan su señal, aunque se sequen en verano, los seres vivos tenemos que dejar atrás nuestra estela con el polvo que hayamos levantado a nuestro paso por poco que perdure.

Más me vale dejarlo ya porque veo que no te lo estás tomando en serio, guasón.

Es increíble. ¡Cuántos años desde la facultad! Tiene que significar algo que nos hayamos encontrado aquí y ahora. No es fácil coincidir en el espacio y en el tiempo en mitad de una sierra. Mucho menos tan lejos de Granada. Si no tuvieras que irte, te ibas a comer un plato de habas con jamón y huevos así de grande.

No te insisto. Hip, man! ¿Te acuerdas?

Salud, compa, y cuídate. ¿No te habrás aburguesado mucho? Da igual, vuelve por aquí.


Frank Zappa
Willie the Pimp (Hot Rats. 1969)

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